jueves, 12 de abril de 2012

Solo empuja...

Hablemos un poco de los sentimientos de angustia, dolor, decepción, soledad, desesperación, incertidumbre y temor que envolvieron a Jesús en su condición humana, aquella noche en el huerto de Getsemaní momentos antes de su crucifixión.

Sentimientos que son los mismos que nosotros experimentamos muchas veces a lo largo de nuestro caminar en esta vida, y que muchas veces se convierten en piedras de tropiezo que si no sabemos ponerlas en manos de Dios y descargarlas a sus pies probablemente nos impidan vivir a plenitud nuestra vida de fe.

Muchas veces no entendemos el por qué de estas piedras en nuestras vidas si estamos en los caminos de Dios, pero Jesús estaba cumpliendo la voluntad de Dios, y aun así experimentó esos sentimientos. La diferencia es que El no se quedó estancado en su angustia, las depositó al Padre y siguiendo el camino, al final obtuvo la victoria, la resurrección base de nuestra fe, el premio que todos esperamos.

Partiendo de esto, quiero compartirles la siguiente historia para que la tomemos de referencia ante las piedras que hoy puedan estar agobiando nuestro paso hacia Dios y en Dios.

"Había una vez un joven que amaba mucho a Dios, diario platicaba con El, lo visitaba, y era su mejor amigo. Le contaba todo lo que le pasaba, confiaba ciegamente en El y no podía resistir sus órdenes. Cierto día Dios le dió una orden. Le ordenó que empujara una piedra que estaba al principio de un cerro. Por cierto, esta piedra era grandísima y pesada. Entonces el joven empujaba la piedra con todas sus fuerzas intentándola mover, no lo consiguió, al día siguiente volvió a ir, así duró por 2 meses yendo diario a empujar la piedra tratándola de mover.
Un día se le apareció el demonio y le dice al joven, Oye para qué empujas la piedra, nunca la moverás, cómo crees que tu siendo un joven moverás una piedra grandísima y pesada. Nunca podrás moverla, ya ríndete! El joven no quería rendirse, decía: -es una orden de Dios, por qué desobedecer a Dios? Mi corazón me dice que siga, mi mente me dice que nunca la moveré, es imposible! Llevo 2 meses empujando esta piedra y nomas no la muevo, por qué Dios me pediría algo que yo no puedo hacer?
Muy triste el joven va a visitar a Dios para reclamarle por haberle ordenado algo imposible de cumplir. El joven va y le reclama y Dios le contesta:
-Hijo mío! Por qué dejas de empujar la piedra? Mi orden fue que solo empujaras la piedra, no que la movieras, el moverla me toca a mí, yo sabré cuándo mover esa piedra, yo te estaba volviendo más fuerte para algo que te tengo preparado, mis planes son perfectos, solo empuja la piedra-."

En la vida hay un montón de situaciones y eventos que queremos cambiar o que fueran diferentes, solo debemos resistir a eso, todas las dificultades nos hacen más fuertes, Dios sabe cuándo ya estamos preparados para que El sea, quien “mueva esa piedra”.

Que tengas un hermoso día!!
Un abrazo!!

Ligia Elena 13/10/2010

1 comentario:

Antonio Justo dijo...

Una reflexión preciosa de lo que es ser un hijo amado de Dios, mientras ÉL más nos ama mayores son las pruebas, vencerlas es nuestro compromiso con ÉL. Las piedras siempre estarán en el camino, tenemos que esquivarla para no tropezar, pero debemos de apartarla del camino para que otros no tropiecen.

Un Abrazo.